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03 de mayo de 2016 a las 20:36

El espacio que ocupas

Para emprendedores, para papás y mamás, para parejas, para personas que lideran equipos,…y para todos lo que estén repensando a cerca del espacio que ocupan y el espacio que quieren ocupar.

En los distintos roles que desempeñamos en la vida (empresaria, entrenador de un equipo, papá, pareja,…) nos vemos abocados, indiscutiblemente, a compartir espacio con otros (y no me refiero solo al espacio del espacio sino también al espacio emocional, al espacio de actividad, al espacio de contribución,…). Es frecuente que las personas que se toman en serio su papel de líder (en el rol que sea) se muestren (a veces ocasionalmente, a veces de forma permanente) con la sensación de carga, de “esto es demasiado” “no puedo con todo” y a reglón seguido “los demás deberían de implicarse más”, “no puedo descargarme en nadie”, “todo depende de mí”,… ¿te resuena? Entonces estás en el post indicado.


ˮLa sensación de sobre carga depende más de lo que tú haces demás que de lo que los demás hacen de menos.


Esta percepción de “sobrecarga”, en mi experiencia, depende mucho más de lo que tú haces demás que de lo que los demás hacen de menos, a pesar de que nos empeñemos en señalar a los demás como culpables de nuestros males. Es mucho más fácil acusar a los demás de que no toman su espacio (no cumplen sus responsabilidades, no puedo confiar en ellos,…) que hacer autocrítica a cerca de cuánto (y de qué calidad) es el espacio de acción, pensamiento y emoción que dejamos a las personas con las que convivimos, con las que trabajamos, con las que colaboramos.
Puede parecerte una obviedad, a la vista de tu más que probable dilata experiencia vital, que el espacio que ocupa una materia es inversamente proporcional al espacio que puede ocupar su contigua. Sin embargo, si hablamos de emociones, de actividades, de pensamientos,…quizá la obviedad empiece a desdibujarse... aunque tenemos ejemplos de esto todos los días: el tiempo que ocupamos en nuestra agenda para tareas laborales es inversamente proporcional al tiempo que dedicamos a hacer ejercicio, pasar tiempo con la familia, o tomarnos un ratito de relax. La cantidad de tarea que asumimos por nuestros hijos es inversamente proporcional a la cantidad de tarea que ellos hacen autónomamente. El tiempo que pasamos dando soporte a las emociones de los demás es inversamente proporcional a su capacidad para sostener sus propias emociones ( “se ahoga en un vaso de agua y por eso se lo hago yo”, “no se lo digo para que no se fruste”,…). El tiempo que dedicamos a ocuparnos de las tareas asignada a otros miembros del equipo es inversamente proporcional al tiempo que van a invertir ellos en hacer esas mismas tareas, en aprender a hacerlas o en dejar nuestra agenda libre para ocuparnos de las tareas que sí nos son encomendadas.
Pero, si no queremos estar cargados, ¿por qué seguimos haciéndolo? He observado, a lo largo de los años en los que me he acompañado a mi misma y a otros en procesos de cambio, que hay aquí motivos de primer y de segundo orden.


De primer orden:
- Probablemente está ligado a un hábito ( y la investigación sobre su nacimiento, aunque seguro muy relevante, no la voy a abordar aquí) y como tal, lo tendremos bien arraigado. Es infinitamente más fácil mantener un hábito (aunque sus consecuencias no nos agraden en absoluto) que empezar a deshacerlo y crear otro más beneficioso.

De segundo orden:
Tienen que ver con cuestiones relacionadas con nuestras necesidades o expectativas a cerca de tener el control, hacerse imprescindible, evitar la pérdida de vínculos de dependencia,…

ˮLa vida no es como es, es como tú la percibes.


Y en tu particular combinación de ambos tipos de factores, ahí estás tú diciéndote que no te queda otro remedio, que las cosas son así, que tu caso es diferente, que no te queda margen de acción,…pero¿ cuánto de excusas hay en estos mensajes, cuánto de datos reales? Mucho de los primero y muy poco, de verdad, a penas nada, de lo segundo. La vida no es como es, es como tú la percibes. Y entonces, ¿podrías empezar a ocupar el espacio que realmente quieres ocupar y no solo el que has estado ocupando hasta ahora? Si, rotundamente sí, y más si sigues estas ideas:
- Tiempo: cambiar requiere tiempo y, de verdad, si consigues hacer algún cambio significativo en tu vida sin dedicarle tiempo, por favor, ponte en contacto conmigo. Necesitarás tiempo para tomar el pulso al punto de partida, para identificar con claridad la zona de llegada y para aprender y/o poner en marcha las nuevas maneras de hacer, de pensar, de sentir.
- Revisa uno de los espacios en quieres empezar a poner límites (en tu rol como jefe, como pareja, como padre, como compañera de equipo,…) en términos de qué haces, cómo lo haces y por qué y siempre en cuanto a pensar, sentir y hacer.
- Identifica tu dirección: hacía dónde quieres ir, qué quieres hacer para ir allí, cómo quieres ir, por qué quieres ir allí, por qué de esa manera (cuál es tu dirección como profesor, como madre, como compañero de equipo, como facilitador del cambio,…). Ten tu dirección siempre a mano, te hará falta agarrarte a ella cuando te falten las fuerzas, cuando te cuestiones (¿voy bien? ¿me estoy confundiendo? ¿merece la pena?,…), cuando te cuestionen (¿por qué no te comportas como siempre? ¿por qué no colaboras como antes?,…). Y si, los posists, anotaciones, autograbaciones,… no son sólo permitidas, son también muy recomendables.
- Selecciona, de manera específica, la manera como te gustaría moverte en esa dirección, qué espacio quieres ocupar en ese rol, cómo lo quieres ocupar, por qué: hacer menos de x, desocuparme más de y, sentirme menos presionada, pensar tranquilamente sobre ello,….
- Valorar las consecuencias y asumirlas como parte del proceso: si tu necesidad de ocupar espacio tiene que ver con tener todo el control, retirarte un poco supondrá más que probablemente pérdida de control, te descubrirás ( y te descubrirán como prescindible), te elegirán o no, pero desde la autonomía y no desde la dependencia.
- Trocea el cambio: cambiar poco a poco puede ser mucho más fácil que cambiar de una sola vez todo lo que es necesario. Hace poco, ponía en mis redes una frase de Sidney Smith: El mayor error de los errores consiste en no hacer nada porque solo puedes hacer poco. Cambiar poco a poco, además, te permitirá ir haciendo ajustes entre el mapa que te has marcado(el plan de cambio) y el territorio que te vas encontrando (tu poniendo en práctica el plan).
- Genera un cierto confort en la zona de aprendizaje: coméntalo con otros, revisa aprendizajes propios de otras experiencias semejantes en el pasado, lee libros, haz formación, búscate a un profesional del cambio. Estas herramientas son algo parecido a la mochila que te preparas para hacerte un trekking (agua, algo de comida, protector solar,…).
- Visualiza: las consecuencias para ti (piénsate y siéntete con tu objetivo conseguido y vuelve a esta idea siempre que te flaqueen las fuerzas) y para los demás (puede que directa o indirectamente te presionen para que sigas siendo quien has sido hasta ahora, y lo sabes!)
- Ponte fecha de inicio.
Cambiar es algo que hacemos constantemente desde que nos levantamos hasta que nos acostamos (y cuando nos acostamos y caemos en los brazos de Morfeo, también seguimos nuestra deriva de cambio continuo) pero hacerlo de una forma consciente, deliberada, liderada,…esa la diferencia entre gestionar tu vida o liderarla. 

El mayor error de los errores consiste en no hacer nada porque solo puedes hacer poco (Sidney Smith)


Como siempre, gracias de corazón por leerme (y compartirme si te parece interesante). En el próximo más, y probablemente mejor.


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Comentarios

  • Inma M

    04 de mayo de 2016 a las 05:18

    Re: Espacio que ocupas

    Partiendo de que estoy totalmente de acuerdo contigo en lo que aquí dices quiero comentar que este cambio tan importante del lugar de control de nuestra propia vida de control externo a interno requiere por un lado de buenas capacidades de autoanálisis, autocrítica e inteligencia emocional. Capacidades que se pueden aprender y desarrollar mas y mejor con la ayuda de buenos profesionales como tu. Pero pienso que tambièn es necesaria una ambiciòn desmedida por estar bien y cada día mejor. Porque a veces uno llega a la conclusión de que hay gente que no quiere dejar de quejarse y echar balones fuera. Gracias por compartir tu espacio.

Dpd. Desarrollo de Personas

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